Soy una de esas que se siente afortunada por realizar un trabajo gratificante, que me apasiona, que aporta a mi existencia las cosas invisibles que no todo el mundo puede ver. No me puedo quejar, horario flexible, buen jefe, viajo por todo el mundo y conozco a infinidad de personas, aunque cada vez es más difícil captar clientes. Lo que antes conseguía en un día, incluso en un instante, ahora me cuesta semanas detrás de los clientes, a veces sin resultado, lo que nos dice que nuestras técnicas están desfasadas. Nunca antes habíamos tenido que dar publicidad a nuestros dos productos, se vendían solos, con el boca a boca, pero eso comenzaba a quedar lejos, así que nos pusimos a ello.
Lo primero fue promocionar los beneficios que aportan cada uno de nuestros productos. Con el primero, nuestro producto estrella, aseguramos al cien por cien su efectividad.
- Reduce el nivel de estrés.
- Actúa como analgésico natural, disminuyendo los dolores corporales.
- Fortalece el sistema inmunitario.
- Aumenta la sensación de placer y bienestar.
- Mejora el estado de ánimo.
- Aumenta el nivel de felicidad.
- Contribuye a vivir más.
Los beneficios de nuestro segundo producto, recomendado para todo el público pero sobre todo para mayores de cincuenta años.
- Ayuda al organismo a liberar energía negativa.
- Aumenta la autoestima.
- Rejuvenece la piel por su efecto tonificante y antiarrugas.
- Disminuye el insomnio.
Hemos creado un día mundial para nuestros productos, el primer viernes de octubre, para demostrar todo lo que pueden ofrecer, para la salud, para el bienestar emocional, para sentirse vivo, pero no solo vivo porque late el corazón, vivos de espíritu, vivos en procurar que el niño que se lleva dentro no se vaya detrás de una pelota para no volver. Un día que te acerca a los demás.
Tenemos que hacerlo bien, para que la celebración sea multitudinaria, así que mi equipo se ha puesto en marcha. Con mi jefe somos diecisiete, estamos coordinados, preparados y con mucha ilusión, estamos listos para conseguir resultados genuinos, instantes memorables, respuestas involuntarias y sobre todo esperamos que no se agoten nunca nuestros productos, que viajen por el mundo, que de nuevo el boca a boca nos ponga a la cabeza y recuperar a nuestro número millonario de clientes.
Arrancamos motores. Partiendo de la base de que nuestros productos no son reacciones, sino que se nace con ellos, empezamos flexionando quince músculos de los extremos de la boca y también alrededor de los ojos, con esto conseguimos la expresión facial idónea. El jefe comprueba el trabajo, y si está satisfecho, se empezaran a sentir los resultados prometidos de nuestros productos; pero tenemos que esforzarnos más, porque quedarnos en este punto sería volver a los que nos condujo a caer casi en la banca rota…así que a por todas, vamos a por el producto genuino, a por el más poderoso. Elevamos los extremos de la boca junto con las mejillas, marcando las patas de gallo (algún precio hay que pagar) y llegamos a lo más alto, a la emoción genuina, creando en el despacho del jefe una fiesta sin igual.
Salimos a la calle de fiesta, afrontando la vida, buscando reflejos como los espejos, captando clientes a diestro y siniestro, pero somos ambiciosos y vamos a por más, a por el público que dejó que el niño no volviera con la pelota, a por aquellos que tienen años pero pocas patas de gallo, a por los que olvidaron aplicarse el producto a si mismos, pero sobre todo a por los que han perdido mucho por el camino, los más difíciles de captar…
Por eso sonríe hasta debajo del agua, ahógate en carcajadas, que viajen tus sonrisas, propágalas con el boca a boca, contagia las flexiones de los músculos de tu cara, capta clientes, pasa a formar parte de nuestra empresa… no te arrepentirás.

Relato: "Hasta debajo del agua" por Marái Vanessa López Torrente se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en relatosdelacolmena.blogspot.com.
No hay comentarios:
Publicar un comentario